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Evangelio del domingo

XXVII DOMINGO T.O.

6 de octubre de 2024

«Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?»

Monición de entrada

Este domingo el Señor, a través de su Palabra, nos recordará la importancia de la familia, la unión indisoluble entre el hombre y la
mujer, inscrita en su misma naturaleza y abierta al don de la vida. Forma parte del proyecto de Dios para el hombre, que le lleva a alcanzar una felicidad que por sí solo nunca lograría. Pidamos, al inicio de esta Eucaristía, por todas las familias. Nos unimos también a la Iglesia Universal y pedimos, en este día, por la paz en el mundo, acogiendo el llamado del papa Francisco, quien, el pasado día 2 de octubre, decía: “Para invocar por la intercesión de María Santísima el don de la paz, el próximo domingo iré a la Basílica de Santa María la Mayor, donde rezaré el Santo Rosario y presentaré a la Virgen una sincera súplica. Y al día siguiente, 7 de octubre, pido a todos que vivan una jornada de oración y ayuno por la paz en el mundo”. Que Santa María, Reina de la Paz, interceda por nosotros.

Primera lectura

Lectura del Libro del Génesis 2, 18-24

En aquel día, dijo el Señor Dios: “No es bueno que el hombre esté solo. Voy a hacerle a alguien como él, para que lo ayude”. Entonces el Señor Dios formó de la tierra todas las bestias del campo y todos los pájaros del cielo y los llevó ante Adán para que les pusiera nombre y así todo ser viviente tuviera el nombre puesto por Adán.

Así, pues, Adán les puso nombre a todos los animales domésticos, a los pájaros del cielo y a las bestias del campo; pero no hubo ningún ser semejante a Adán para ayudarlo.

Entonces el Señor Dios hizo caer al hombre en un profundo sueño, y mientras dormía, le sacó una costilla y cerró la carne sobre el lugar vacío. Y de la costilla que le había sacado al hombre, Dios formó una mujer. Se la llevó al hombre y éste exclamó:

“Ésta sí es hueso de mis huesos
y carne de mi carne.
Ésta será llamada mujer,
porque ha sido formada del hombre”.

Por eso el hombre abandonará a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer y serán los dos una sola cosa.

 

Palabra de Dios

 

Salmo responsorial

Sal. 127, 1-2. 3. 4-5. 6

R/. Que el Señor nos bendiga todos los días de nuestra vida.

 

Dichoso el que teme al Señor
y sigue sus caminos.
Comerás del fruto de tu trabajo,
serás dichoso, te irá bien.
R/. 

 

Tu mujer, como parra fecunda,
en medio de tu casa;
tus hijos, como renuevos de olivo,
alrededor de tu mesa.
R/.

 

Esta es la bendición del hombre
que teme al Señor.
Que el Señor te bendiga desde Sión,
que veas la prosperidad de Jerusalén
todos los días de tu vida.  R/.
 

 

Que veas a los hijos de tus hijos.
¡Paz a Israel! . R/.

Ángeles violines

Segunda lectura

Lectura de la carta a los Hebreos 2, 9-11

Hermanos:
Al que Dios había hecho un poco inferior a los ángeles, a Jesús, lo vemos ahora coronado de gloria y honor por su pasión y muerte. Pues, por la gracia de Dios, gustó la muerte por todos.

Convenía que aquel, para quien y por quien existe todo, llevara muchos hijos a la gloria perfeccionando mediante el sufrimiento al jefe que iba a guiarlos a la salvación.

El santificador y los santificados proceden todos del mismo. Por eso no se avergüenza de llamarlos hermanos

 

Palabra de Dios

 

Evangelio

Lectura del santo Evangelio según San Marcos 10, 2-16

En aquel tiempo, acercándose unos fariseos, preguntaban a Jesús para ponerlo a prueba:
«¿Le es lícito al hombre repudiar a su mujer?».

Él les replicó:
«¿Qué os ha mandado Moisés?».

Contestaron:
«Moisés permitió escribir el acta de divorcio y repudiarla».

Jesús les dijo:
«Por la dureza de vuestro corazón dejó escrito Moisés este precepto. Pero al principio de la creación Dios los creó hombre y mujer. Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre, se unirá a su mujer y serán los dos una sola carne. De modo que ya no son dos, sino una sola carne. Pues lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre».

En casa, los discípulos volvieron a preguntarle sobre lo mismo.

Él les dijo:
«Si uno repudia a su mujer y se casa con otra, comete adulterio contra la primera. Y si ella repudia a su marido y se casa con otro, comete adulterio».

Acercaban a Jesús niños para que los tocara, pero los discípulos los regañaban.

Al verlo, Jesús se enfadó y les dijo:
«Dejad que los niños se acerquen a mí: no se lo impidáis, pues de los que son como ellos es el reino de Dios. En verdad os digo que quien no reciba el reino de Dios como un niño, no entrará en él».

Y tomándolos en brazos los bendecía imponiéndoles las manos.

 

Palabra del Señor.