EUCARISTÍA
jESÚS VUELVE A OFRECER SU VIDA POR NOSOTROS
De bien nacidos es ser agradecidos
Eucaristía significa «acción de gracias». Ahora bien, la pregunta que nos podemos hacer es: ¿por qué debemos dar gracias a Dios?
Vamos a ver dos pequeñas historias que nos ayudarán a comprender lo que Dios ha hecho por nosotros, para así poder asistir a la Eucaristía con verdadero espíritu de agradecimiento.
Tiempo de reproducción: 5 minutos
¿LA VIDA DE UNO A CAMBIO DE LA DE TODOS?
Un padre se enfrenta a una decisión imposible. Sacrificar a su hijo, o permitir que todos mueran
«¿Únicamente este extranjero ha vuelto para dar gracias a Dios?» (Lc 17, 18)
El león agradecido
En 1969, los británicos John Rendall y Ace Berg, vieron a un pequeño león encerrado en una pequeña jaula puesto a la venta en los conocidos almacenes de Harrods, en Londres. Compadecidos por la situación del pobre animal, decidieron comprarlo y llevárselo a casa.
El vicario de su parroquia les permitió cuidar al león en el patio trasero de las instalaciones parroquiales, de modo que allí jugaban con él y lo alimentaban. Sin embargo, el león crecía rápidamente, y muy pronto se vieron incapaces de seguir proporcionándole los cuidados que necesitaba, de modo que llegó el momento de tomar una dolorosa decisión: debían devolver al animal a su hábitat natural, a una reserva de África.
Así lo hicieron, pero, aun cuando no tuvieron más remedio que separarse de animal, por su propio bien, nunca se olvidaron de él, de modo que, poco tiempo después de devolverlo a su tierra, se decidieron a ir a visitarlo. Los expertos quisieron disuadirles de la idea, diciéndoles que el animal se había convertido ya en el jefe de su manada, que hacía tiempo que no se le veía aparecer y que, sin duda, caso de que apareciese, no les iba a reconocer. Entrar en su hábitat era muy peligroso, pues fácilmente podían ser devorados por la fiera. Ellos no hicieron caso y se decidieron a ir.
Lo que ocurrió fue muy sorprendente…
Eucaristía: acción de gracias
«Jesucristo entregó su vida por nosotros. Así también nosotros debemos entregar la vida por nuestros hermanos» (1 Jn 3, 16)
Esta preciosa historia del león nos muestra que si una bestia irracional es capaz de demostrar semejante nivel de agradecimiento ante aquel que le ha salvado la vida, ¡cuánto no más nosotros deberíamos mostrar nuestro agradecimiento a Jesús de Nazaret por habernos abierto las puertas del cielo y haberle dado un sentido a nuestra vida!
El operador del tren que hemos visto en el vídeo eligió la vida de los viajeros antes que la de su propio hijo, pero lo que impacta de la historia es que muchos de esos viajeros nunca fueron conscientes de lo que hizo por ellos, de modo que ni siquiera dieron, al menos, las gracias. Por tanto, la mejor forma de agradecerle a Jesús todo el dolor que padeció por nosotros en la cruz es no ser indiferente a él, sino aceptarlo de todo corazón, dejando que Él transforme nuestras vidas, para que su sacrificio no haya sido en vano.
Así como no hay nada que le agrade más a un padre que ver crecer a su hijo fuerte y sano, así también Jesús quiere vernos crecer fuertes y saludables. Por eso, en cada Eucaristía Jesús se nos entrega de nuevo para transformar nuestra vida y hacer que seamos capaces de hacer lo mismo que Él hizo: poner nuestra vida al servicio de los demás, para que así, una vez hayamos recuperado su imagen y semejanza, podamos escuchar esas consoladoras palabras en el último día, cuando nos diga: «venid, benditos de mi Padre, heredad el reino que os estaba reservado por toda la eternidad.» (Mt 25, 34).
HORARIOS DE MISA
LABORABLES Y SÁBADO
10:00 (excepto el lunes)
20:00
DOMINGOS Y FESTIVOS
9:30
11:30 – Misa de familias
13:00
20:00
Un sacerdote estará disponible para la confesión media hora antes de cada misa.