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Adoración al Santísimo

En busca del amor verdadero

Un príncipe en Nueva York

New York

En 1988, el cómico estadounidense, Eddy Murphy, protagonizó una película llamada «El Príncipe de Zamunda», en el que interpreta a un acaudalado príncipe africano, a punto de convertirse en rey. Todas las mujeres se quieren casar con él, pero por su riqueza. Él, sin embargo, desea encontrar a alguien que lo ame por sí mismo. Entonces viaja a América, donde la gente no sabe que es un príncipe. Se viste sencillamente, sin la majestuosa vestimenta de un príncipe, de manera que nadie sabe lo rico que es. Consigue trabajo en un Mcdonalds y vive en el lugar más pobre de Harlem, en Nueva York.

 

Con el fin de encontrar el amor verdadero, se convierte en lo que algunos llaman un «pobre sucio». Sin embargo, cuando su apariencia en pobre y humilde, él llega a conocer, en una iglesia, a una joven muy atractiva. Se atraen mutuamente, salen y se enamoran.

Ella acepta su propuesta matrimonial, y al descubrir que él es un príncipe disfrazado, queda asombrada. El matrimonio la convierte en una princesa y en la mujer más rica del mundo.

Esta bonita historia no es sino el reflejo de una historia aún más bonita: la historia de Jesús de Nazaret.

 

Él dijo que estaría con nosotros todos los días hasta el fin del mundo, y así es, pues Jesús está presente entre nosotros en el Santísimo Sacramento del altar y en todos los sagrarios que hay en el mundo. En el Santísimo Sacramento Él se viste sencillamente, sin su vestimenta de gloria. Él viene humildemente a nosotros como el «pan vivo bajado del cielo», y tan profundo es su anhelo de ser amado por sí mismo, que se muestra como el más pobre de entre los pobres; más que cualquier ser humano de la tierra.

Él es el rey con un corazón romántico, que merece todo nuestro amor, por todo lo que ha hecho por nosotros, por nuestra salvación.

 

Y esto es la adoración eucarística: proclamar a Jesús de Nazaret como rey y Señor de nuestras vidas, dándole el honor y la gloria que Él merece. Por eso decimos: «¡Viva Jesús sacramentado!» y respondemos: «¡Viva, y que de todos sea amado!»

Custodia de la capilla de adoración de Polska, Polonia

El gran amor de Dios por los hombres

¿Y si no viene nadie?

En cierta ocasión, la fundadora de una comunidad religiosa se propuso iniciar la adoración eucarística en las parroquias de su comunidad, pero tenías dudas, porque no sabía si los fieles responderían a la llamada del Señor. La mujer acudió al Señor en la oración y le expuso su preocupación con estas palabras: Señor, yo quiero exponerte en el altar, pero si no viene nadie, ¿qué hacemos? 

 

El Señor le contestó: Pero si viene alguien y yo no estoy…¿entonces qué hacemos?

 

En nuestra parroquia se celebra la hora santa todos los jueves, de 20:40 a 21:30